domingo, 9 de agosto de 2009

NIETZSCHE, HISTORIA-GENEALOGÍA

"Al principio era [...] Exaltar los orígenes es una especie de retoño metafísico que renace constantemente en la concepción de la historia, y que nos hace estar totalmente convencidos de que en el conocimiento de todas las cosas se encuentra lo que hay en ellas de más valioso y esencial" (F. Nietzsche, El caminante y su sombra).

En su obra, La genealogía de la moral, Nietzsche se preguntó, ¿Cómo ha sido el devenir del discurso? ¿Los conceptos, tienen un origen primordial, o han sido fruto de un proceso de invención? En busca de respuestas, el autor de Aurora vio los frágiles límites de la historia en cuanto disciplina de conocimiento, y se lamentó de que la historia sólo se encargase de buscar los orígenes de las cosas, y que en esa quijotesca búsqueda, se quedase sin fuerzas para llegar a penetrar en las profundidades donde tiene su morada la fábrica del ideal, la fuerza de la creación, la lucha entre los opuestos, la ποίησις, y en última instancia, la necesidad de ser.

Nietzsche no cree que el discurso tenga origen, ya que asumir que ha tenido origen, es asumir una de estas dos cosas, a saber: o bien calló del cielo, o bien fue dado por las manos de algún Dios. Y, puesto que no ha sucedido ni lo uno ni lo otro, el discurso no ha tenido origen, es algo que aun no es de forma definitiva, es invención, artificio, voluntad de poder, y por lo tanto, es algo sin forma, esencialmente: μεταβολή. Ahora bien, si el discurso no tiene un origen "en sí", entonces ha sido objeto de una invención.

Como bien ha explicado Foucault, Nietzsche opone entre sí dos conceptos: Ursprung y Erfindung. El primero está referido al ‘origen’, y es por lo tanto, objeto de estudio de la historia; mientras que con el segundo, Nietzsche refiere a la ‘invención’, que ya no pertenece al campo específico de la historia, sino al de la genealogía.

El término Ursprung es propio de los relatos históricos y de los discursos teológicos. Nietzsche ve en Urspung al término griego αρχή, y a la expresión hebrea

תישאר. Pero, justamente, el término Erfindung atenta contra estos "esquemas discursivos", denota no el punto de corte del proceso, sino la emergencia y sucesión del mismo. La historia estudia el punto de corte, el origen, mientras que la genealogía estudia la ‘invención’; es decir, el artificio forjado por la voluntad de poder.

Es en esta distinción en la que repara el viejo Nietzsche a fines de noviembre del año 1888, al reflexionar sobre el título de su obra "Humano, demasiado humano", donde explica: "Allí donde vosotros veis hechos ideales, yo no veo más que hechos humanos, demasiado humanos"(Ecce Homo, Edicomunicaciones, S.A., Barcelona, 1999, III, p., 97). Para probar esta afirmación, Zaratustra bajó a las profundidades para conocer las cosas más esenciales. Y así, someter a prueba aquella reflexión. Pero en las profundidades, Zaratustra se encontró con el perro de fuego; y conoció la mentira, el engaño histórico del perro de fuego; por eso dijo Zaratustra: "La tierra [...] tiene una piel, y esta piel está atacada de enfermedades. Una de ellas se llama ‘hombre’. Y la otra se llama ‘perro de fuego’; respecto a este los hombres han creído muchas mentiras, propias y ajenas [...] ¡Dejáos derribar ¡para que recobréis la vida y os recobre la virtud!"(Zaratustra, II, "De los grandes acontecimientos"). Y derribar al perro de fuego es derribar los grandes ideales que se sostienen volando en las creencias de la humanidad, es derribar a los viejos ídolos de la teleología.

Y según Nietzsche, la principal herramienta para derribar ídolos es la genealogía. Foucault ha observado que la genealogía se opone a la historia en el sentido de oponerse "al despliegue metahistórico de las significaciones ideales y de los indefinidos teleológicos. Se opone a la búsqueda del origen"( M., Foucault, F. Nietzsche, la genealogía, la historia, Microfísica del poder, La Piqueta, p. 8, (Hommage a Jean Hyppolite, Ed. PUF, París, 1971. págs. 145-172.).

Por lo que hemos dicho, queda claro que; la búsqueda de la Ursprung nos entrega a las manos de Dios. La genealogía no se ocupa de los orígenes, sino de <>. Por lo que, la tarea de la genealogía es echar luz sobre las oscuras relaciones de poder que pujan unas a otras en el seno de la Erfindung. En fin, la genealogía se dedica a "percibir la singularidad de los sucesos, fuera de toda finalidad monótona; encontrarlos allí donde menos se espera y en aquello que pasa desapercibido por no tener nada de historia (los sentimientos, el amor, la conciencia, los instintos); captar su retorno, pero en absoluto para trazar la curva lenta de una evolución, sino para reencontrar las diferentes escenas en las que han jugado diferentes papeles; definir incluso el punto de su ausencia, el momento en el que no han tenido lugar" (Íbid., p. 8).

Para finalizar, la historia termina donde comienza la genealogía. La historia es una herramienta previa para la tarea del genealogista. Una vez ubicado el objeto de estudio en el espacio temporal, la genealogía comienza la investigación acerca de cómo fue posible el devenir de tal objeto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario