martes, 11 de agosto de 2009

FOUCAULT Y LA ARQUEOLOGÍA

La arqueología no estudia el conjunto de representaciones que constituye el material del conocimiento, propio de la epistemología. No estudia al conocimiento como generado por la conciencia, sino que, estudia el espacio de las formaciones discursivas, que ocupa todo el espacio de las edades del saber. Entendiendo el saber no como algo generado por un sujeto trascendental, a la manera de una teoría del conocimiento donde una conciencia es la mediación entre el reino de las palabras y el reino de las cosas; como en el caso de Descartes aunque concibiendo la identidad entre el pensar y el ser; o como en el caso de Kant, donde el sujeto es trascendental al pensamiento; o como en el caso del mismo Hegel, afirmando que "lo racional es real y lo real es racional"; para Hegel, la identidad entre el ser y el pensamiento es lo que él llama "lo absoluto". La conciencia recorre el camino desde la nada, es decir, desde el ser vacío, hasta lo absoluto. Schelling tomó a lo absoluto como premisa dada; pero no como un resultado; plan que decidió emprender Hegel en La fenomenología del espíritu, mostrando la identidad entre el ser y pensamiento como un resultado fenomenológico. Para Foucault, lo real no es racional; precisamente Foucault propone el abandono de esa conciencia que media entre el ser y el pensamiento; para Foucault, el saber nace de un juego tejido por prácticas.

La arqueología, según Foucault, es un modo de hacer historia inspirado en >. "Designa el tema general de una descripción que interroga lo ya dicho al nivel de su existencia; de la función enunciativa que se ejerce en él, de la formación discursiva a la que pertenece, del sistema general de archivo de que depende. La arqueología describe los discursos como prácticas especificadas en el elemento del archivo"(

La Arqueologia del saber, S. XXI, México, decimosexta edición en español 1995, p. 223). El archivo es "la ley de lo que puede ser dicho, el sistema que rige la aparición de los enunciados como acontecimientos singulares [...] es el sistema de funcionamiento. [En fin, el archivo es] el sistema general de la formación y de la transformación de los enunciados" (Ibid.,
p. 221). El enunciado no tiene nada que ver con la oración o con la proposición de los filósofos analíticos, ni con la palabra o la frase de los lingüistas; el enunciado no tiene algo así como una denotación fuera del juego de la producción de discursos, sino que está correlacionado y determinado por una práctica concreta que lo organiza y lo procesa en el campo del archivo. El enunciado tiene la propiedad de recorrer toda práctica discursiva. En Las palabras y las cosas, los enunciados aparecen, más que como síntesis de palabras, como previo a las palabras, aparecen incluso previo a las cosas; los enunciados son los creadores de las palabras y de las cosas. Según Foucault, "el enunciado no se confunde con la emisión de singularidades que supone, sino con el aspecto de la curva que pasa por su entorno, y más generalmente con las reglas del campo en el que se distribuyen y se reproducen" (G. Deleuze, Foucault, Paidós, Barcelona, 1987, p. 30). El enunciado tiene un correlato que no es equivalente al sentido o al referente que se le asigna a una frase o una proposición. El correlato es un dominio de objetos ficticios o reales, los cuales se relacionan con el enunciado, pero el enunciado "no tiene frente a él [...] un correlato, o una ausencia de correlato, como una proposición tiene un referente (o no lo tiene), como un nombre propio designa a un individuo (o a nadie). Está ligado más bien a un "referencial", que no está constituido por "cosas", por "hechos", por "realidades" o por "seres", sino por leyes de posibilidad, reglas de existencia para los objetos que en él se encuentran nombrados, designados o descritos, para las relaciones que en el se encuentran afirmadas o negadas" ( La arqueología del saber, p. 152). El enunciado no es susceptible de un análisis semántico ni formal, no está en relación con un sujeto de frase, con un , como sí lo está la proposición o la frase; sino que, está en relación con un . El sujeto en relación con el enunciado, está, por decirlo así, en una etapa de posibilidad; el enunciado es previo al sujeto que profiere la frase. Según Foucault, los enunciados nunca aparecen aislados, sino siempre en un <>, que no sólo lo hace posible, sino que, sin este dominio no sería posible hacerlo inteligible. Es el <> el que hace de una frase o de una serie de signos un enunciado, y que le permite tener un contexto determinado"(Ibid., p. 152)

. El enunciado pertenece a un conjunto de enunciados donde desempeña un papel particular. Para Foucault, el enunciado no es inmaterial, sino que, es tan material como todo objeto que el hombre construye, el enunciado se utiliza, se transforma y se destruye.

La arqueología, no es un método de interpretación ni de formalización; sino una descripción histórico-reflexiva de la discontinuidad en la función enunciativa. Más específicamente, podemos decir que, la arqueología estudia la curva de la discontinuidad.

Con la arqueología Foucault pretende cambiar el recorrido del eje conciencia-conocimiento-ciencia, por aquel otro eje; práctica discursiva-saber-ciencia. La arqueología recompone las formaciones discursivas en la raíz misma de la formación del saber.

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